Arte y tecnología: Puntos de partida

El significado que se da a las palabras “arte” y “tecnología” en la actualidad es relativamente reciente.

Ambas palabras tienen sus raíces en “técnica”, que proviene de téchne, un vocablo de raíz griega que se ha traducido al español tanto como “arte” y “ciencia”, y sirve para describir un tipo de acciones regidas por normas o un cierto protocolo que tiene el propósito de arribar a un resultado específico. Una técnica es un conjunto de procedimientos reglamentados y pautas que se utilizan como medio para llegar a un cierto fin (https://definicion.de/tecnica/).

Según Eric Schatzberg, en su libro Technology: Critical History of a Concept (2018), la palabra tecnología apareció publicada por primera vez en su versión latín (“technologia“) durante el siglo XVI, pero fue esporádico su uso hasta después de la Primera Guerra Mundial, cuando fue adoptado por académicos anglo-americanos. Hasta aquel momento, “tecnología”, compuesto por “tecno” y el sufijo “logía”, se había limitado a referirse a la ciencia (o estudio) de la técnica de la misma manera que socio-logía es el estudio de la sociedad, antropo-logía el estudio del ser humano, etc. Es así como en 1911, la Century Dictionary definió “technology” como: “Esa rama del conocimiento que se ocupa de las diversas artes industriales; la ciencia o conocimiento sistemático de las artes industriales y artesanales.”

Pero después de la Primera Guerra Mundial la palabra “tecnología” empezó a adquirir otros significados, debido a la falta de términos adecuados para referirse a las cambiadas condiciones precipitadas por la “segunda” revolución industrial. Es así como en 1900 el antropólogo Thorstein Veblen adoptó el término “technology” para referirse a “el estado de las artes industriales”, mientras que otros eruditos usaron el término para referirse a las ciencias aplicadas.

El uso limitado de la palabra en aquel entonces, principalmente en publicaciones académicas, se refleja en que, todavía en 1925, por cada instancia de la palabra “technology” en una publicación, aparecieron alrededor de 80 instancias de la palabra “ciencia”. Antes de la Segunda Guerra Mundial, en el mundo inglés parlante, las referencias populares a la cultura material se limitaban principalmente a palabras como invención, industria, manufactura, maquinaria, ciencia, y especialmente “arte”, pues hasta aquel momento, “arte” englobó a todas las artes útiles, además de las bellas artes. No fue hasta la década de 1960 que el término “technology” empieza a popularizarse en el mundo anglo-americano hasta que en la década de 1980, el uso de “technology” había llegado a la paridad con “ciencia”. Fue en la misma década que los idiomas europeos empiezan a adoptar el término “tecnología” para referirse a la cultura material.

Eric Schatzberg muestra que a la vez que se empezaba a usar el término “tecnología”  para reemplazar frases como “artes industriales”, el término “arte” también empezaba a adquirir un significado más limitado para referirse a las bellas artes. En otras palabras, las dos palabras empezaron a divergir en dos series de significados distintos. 

¿Qué significa entonces el término tecnología hoy en día?

Según un autor (Agazzi), existen al menos dos posturas contrarias en cuanto a este término. Según la primera postura, tecnología es lo mismo como ciencia. La ciencia progresa en forma de logros tecnológicos. Según la segunda postura, la ciencia misma se ha vuelto tan tecnológica debido a su afán de dominar la naturaleza que se vuelve indistinguible de la tecnología misma, porque la ciencia moderna nació con la pretensión de “manipular el ser” (o sea, la “naturaleza”) a través de la tecnología. Esto implica una actitud de “violencia” que subyace a la tecnología, ya que su objetivo principal es manipular o modificar al ser. Por ejemplo, el filósofo Heidegger observa que, desde una óptica “tecnológica”, no vemos un río hermoso, sino una potencial fuente de energía hidroeléctrica.

Otros académicos insisten en marcar una brecha más amplia entre la ciencia y la tecnología. Para ellos, la ciencia tiene fines cognitivos mientras que la tecnología tiene fines pragmáticos. Tal postura se refiere a una ciencia “básica” o “pura”. Si bien la ciencia tiene pretensiones de objetividad y certezas, la ciencia pura es primeramente especulativa, aun cuando se base en la observación y la documentación. En contraste, la ciencia aplicada progresa a través de una lógica de medios-fines. El progreso científico se expresa mediante la innovación tecnológica útil, mientras que la tecnología (o lo que se considera como posibilidad tecnológica) determina la investigación científica. En otras palabras, la investigación científica está sujeta a, determinada por, y limitada a lo que se considera tecnológicamente posible, socialmente aceptable y económicamente viable. Por consiguiente, se puede plantear que el desarrollo tecnológico ya no es el ámbito de la ciencia, sino de la investigación “tecnológica-científica” (o “tecno-ciencia”) y la investigación artística.

¿Cuál es la postura de el/la artista frente a la tecnología?

  1. Artistas son innovadores tecnológicos que potencializan su práctica en contextos disciplinarios existentes (p.ej, azul maya, Albrecht Dürer).
  2. Artistas crean innovaciones tecnológicas y/o extienden tecnologías existentes a través de prácticas que desbordan las disciplinas existentes (Nam June Paik y el video sintetizador, entre otras innovaciones).
  3. Artistas aprovechan las tecnológicas para ampliar su práctica artística, pero sin necesariamente sacudir al statu quo — “La tecnología es una herramienta para hacer arte” (los tubos de pigmentos; la serigrafía e Max Arthur Cohn y Andy Warhol; la máquina Xerox).
  4. A través de prácticas no convencionales, artistas entablan un diálogo crítico con el estado tecnológico y de esta manera problematizan nuestras relaciones con nuestro entorno (la “naturaleza”).
  5. La práctica del arte invade campos de investigación y acción tradicionalmente excluidos de la práctica del arte, como la biología y la física, entre muchos otros. Lo que significa que hay siempre más artistas quienes especializan a la vez en múltiples campos de investigación y conocimiento.

FUENTES CONSULTADAS: 

  • Camille C. Baker y Kate Sicchio (eds). (2017). Intersecting Art and Technology in Practice. Routledge.
  • Eric Schatzberg. (2018). Technology: Critical History of a Concept.
  • Martin Heidegger. (1997). La pregunta por la técnica.
  • Leo Marx. (2010). “Technology. The Emergence of a Hazardous Concept.”Technology and Culture 51(3), July: 561-577.